En este post os quiero dejar una ruta que hice por Suiza a finales de Verano durante un fin de semana, y que me dejó enamorada de todos sus paisajes, me sentía como ‘Heidi’ en la pradera, y no en vano porque estos dibujos fueron inspirados en ‘Mainfeld’.
Mi viaje comenzó en Basilea, con un vuelo directo desde Madrid operado por la línea aérea Easyjet.
Suiza es un país pequeño y práticamente puedes ir de una punta a otra en hora y media. La vialidad es muy buena así que no habrá problemas para moverse por el país. Alquilamos un coche ya que es la forma más rápida de moverse, además, más barata, ya que Suiza es un país muy caro y el sistema de transporte no es la excepción.
El alquiler del coche lo hice por la página CardelMar, tiene muy buenos precios y el alquiler fueron unos 110€ con seguro a todo riesgo. Al llegar allí, obtuve un ‘upgrate’ y nos dieron una Nissan Qashqai.
El alojamiento lo hicimos en un apartahotel Adagio que está en Saint Louis (Francia), pegados a la frontera con Suiza -la frontera es practicamente invisible- y los precios en Francia son en euros y todo es mucho más barato. El apartahotel además de estar muy bien ubicados (muy cercanos al tranvía de Basilea) y de ser muy limpios y el personal muy amable, tiene parking y muy cerca se encuentra una ‘Pâtisserie’ para tomar un buen croisant y un café por la mañana.
Basilea es una ciudad pequeña pero muy bonita, especialmente si la visitas en verano, ya que el mayor encanto es el río Rin, con lo cual, la vida durante el día se centra a las orillas del río. Un recorrido óptimo por la ciudad podría empezar en el Rathaus, que se encuentra en la Markplatz, el cual llama la atención por su especial colorido. Luego podéis visitar la catedral, cuya entrada es gratuita. Merece la pena entrar y mirar sus vitrales y su arte gótico.
Al salir de la catedral a la plaza podéis coger a la derecha, e ir hacia las vistas que hay del Rin y echar algunas fotos panorámicas del río.
Luego podéis bajar y cruzar andando puente Mittlere Brucke que es uno de los puentes más antiguos de Europa y quizás la imagen más representativa de Basilea. Al llegar al otro lado del puente podéis sentaros a orillas del Rin y disfrutar del entorno. Otra opción es cruzar el río con una embarcación típica sin motor y que funciona por un sistema de polea un tanto curioso.
Por la noche podéis subir al Bar Rouge que está en una de las torres más alta de Basilea y ofrece unas preciosas vistas de la ciudad.
Al día siguiente fuimos a subir al Monte de Pilatus. En la estación os espera el tren de cremallera más empinado del mundo, sin embargo es conveniente que sepáis que el recorrido entero (incluye el tren de cremallera y un par de foniculares que os dejan en Lucerna) cuesta 85€ p/p. La pendiente de subida es impresionante y aún más los paisajes que vais a ver desde arriba, aunque para eso es importante que os haga buen tiempo y no esté nublado. Os dejo alguna foto aunque no tuvimos mucha suerte con el tiempo.
Luego podéis coger el primer fonicular que os llevará a otra montaña donde os espera uno de los viajes en trineos más divertidos que haréis en vuestra vida, su nombre en Suizo es ‘Fräkmüntegg‘ y una vez allí comienzaréis la aventura del viaje divertido por el canal de acero al cromo de 1350 metros de largo. El sistema de trineo permitirá que podáis subir sin esfuerzo y además de frente a unos de los paisajes más bonitos de Lucerna.
Una vez que toméis el último fonicular llegaréis a Lucerna. Esta ciudad a pesar de ser pequeña, tiene mucho encanto. Lo más bonito la zona del lago de Lucerna con su Puente de la Capilla.
Os podréis tomar un café en los sitios que bordean el Lago o simplemente mirar los cisnes que pasean por todo el Lago.
Al día siguiente fuimos a Interlagos (Interlaken), es un paseo que no podéis perderos si vais a Suiza. La atracción de esta ciudad, tal como lo habéis deducido por el nombre, son los Lagos 😉 El color de los lagos es de un color aguamarina inteso, y esto es debido a que son Lagos glaciares y tienen una serie de minerales que los hace verse de ese color tan tan bonito.
Para poder ver mejor los dos lagos, os aconsejo subir en un tren de cremallera, eso sí, sólo si os hace buen tiempo, que sino las vistas no serán las mismas. El precio del viaje es de 35€ p/p (si, no hay nada barato en Suiza), pero no os arrepentiréis.
Una vez finalizado este paseo nos fuimos a conocer Grindelwald, donde podréis apreciar muy muy de cerca los Alpes Suizos y admirar las nieves perpetuas de algunas montañas.
En la mitad del camino paramos a comer en un típico chalet Suizo donde tomamos un rico ‘fondue’ de queso. Luego de comer ‘fondue’ no olvidéis pedir un ‘Schnapps’, un digestivo muy fuerte pero que evita que se te haga bola el queso en el estómago.
Dejamos el coche en un parking dentro del pueblo y caminamos el pueblito, que es muy bonito y cada tanto tenéis miradores donde podéis ver los Alpes.
De camino a Basilea paramos en Berna para echar un vistazo rápido de la ciudad. Es una ciudad pequeña pero bonita y el centro se recorre muy rápido.
En Berna podréis ver un reloj ‘Zytglogge’ del tipo del reloj de Praga pero más pequeño.
A 200 mts del ‘Zytglogge’ podéis ver la casa donde vivió Albert Einstein de 1903 a 1905.
Os dejo con un par de fotos de Berna y espero os haya gustado esta ruta.