Os voy a contar sobre la ruta que hice por el norte de Italia durante Junio de 2016.
Lo primero fue comprar los billetes Madrid – Milán, comprándolos 4 meses antes, pude conseguir una tarifa de 40€ por Ryanair (ida y vuelta p/p). La pega, es que los vuelos de Ryanair llegan al aeropuerto de Bergamo, y el transporte allí no es muy bueno. Así que alquilamos un coche por Rentalcars por 50€ los 4 días que luego con el seguro sube unos 30€.
Milán es una ciudad muy bonita pero pequeña, se puede ver perfectamente en un par de días. Si quieres ir de compras deberías añadir un día más. En mi caso estuvimos día y medio en Milán, uno en Verona y el Lago di Garda y otro día en Bellagio y Como.
Nos alojamos en Milán, el hotel escogido fue el Acca Palace un hotel ubicado en las afueras de Milán pero muy cerca de la estación de metro ‘Affori Centro’. El hotel es totalmente recomendable, con habitaciones amplias y muy limpias, un desayuno buffet abundante y se puede aparcar gratuitamente todo el fin de semana por la zona, entre semana hay que pagar parquímetro (se compran los tickets en las tabaquerías y se pueden pagar las horas que se deseeen). El precio de la noche son unos 70€.
El recorrido empezó en la plaza del Duomo, donde se encuentra la famosa catedral de Milán. Para visitar la catedral tendréis que comprar la entrada que incluye la terraza (no os podéis perder la terraza, que es donde mejor se aprecian todas las agujas de la catedral). No permiten entrar a la catedral ni con hombros descubiertos ni con ‘shorts’, así que tomar previsiones, aunque siempre tendréis la opción de coger un ‘pareo de papel’ por 4 €.
Os dejo una foto de la Catedral y sus vistas desde la terraza.
Una vez vista la terraza, nos fuimos a ver la Galería Vittorio Enmanuel, esta galería comercial construida en el siglo XIX, lleva el nombre del primer rey de Italia. El edificio está formado por dos galerías perpendiculares techadas con bóvedas de vidrio. Allí en el centro de las galerías podréis comprar un rico ‘gelato’ y tomaroslo sentados admirando las pinturas que hay en la cúpula central de la galería.
Detrás de la Galería, justo al finalizar el recorrido, se encuentra el Teatro alla Scala, un lugar que, aunque no es tan espectacular como la ópera de París o Viena, es muy conocido porque su escenario sirvió para el estreno de algunas de las óperas más famosas, como Nabucco y Otello, de Giuseppe Verdi, y Madame Butterfly de Giacomo Puccini. Con una sobria y elegante fachada, el edificio fue construido sobre el antiguo terreno de la iglesia de Santa María alla Scala, de la cual tomo el nombre. El teatro se vio seriamente dañado durante la Segunda Guerra Mundial, pero fue reconstruido tres años más tarde.
A mano izquierda veréis la Via Mercanti, y caminando por ella unos pocos metros, la Piazza Mercanti, donde se encuentra el Palazzo della Regione y otros edificios interesantes. Siguiendo por la Via Mercanti llegaréis a la Via Dante, una de las más importantes de Milán. En esta calle hay bastantes tiendas, cafés y restaurantes. Al fondo podréis divisar el Castillo Sforzesco, nuestra siguiente visita. Al llegar el Castillo estaba cerrado así que su visita la guardamos para el último día.
Decidimos irnos a cenar a unos de los sitios recomendados por los viajeros, ‘Rovello 18‘ (Via Tivoli, 2). El sitio es, efectivamente, totalmente recomendable, la comida es riquísima, la atención es excelente y esmerada y el lugar muy bonito. Tomamos ‘Taggliattele al ragú’ y nos tomamos una botella de Lambrusco ‘Otello’, un tanto cara (22€) pero muy buena.
De regreso hacemos el mismo camino para coger el metro en la plaza del Duomo y aprovechamos de ver la Catedral iluminada, una estampa muy bonita.
Al día siguiente cogemos el coche y nos vamos a Verona (2 horas). Una vez allí aparcamos el coche en rayado azul pero al ser sábado no se pagaba. Nos dirigimos en dirección a la Casa de Julieta (vía Capello 23), si habéis visto la película ‘Cartas a Julieta’, os va a hacer mucha ilusión ir hasta allí. La casa en sí no tiene más que la estatua de bronce de Julieta en el jardín y por dentro está prácticamente vacía, pero cobran 6€ por entrar, básicamente por subir al balcón. Si bien, no existe ninguna documentación probatoria sobre la autenticidad de la casa, la leyenda atribuye a la familia Capuleto de Shakespeare, la residencia. Esta casona del siglo XII, perteneció a la familia Dal Capello, según reza en el escudo familiar que se ubica sobre la fachada. El famosísimo balcón de los amantes, donde actualmente se realizan bodas, es un agregado realizado a principios del siglo XX, para afianzar la leyenda.
También hay una pared llena de candados donde todos los enamorados dejan allí su candado en representación de sello de amor, si no lo llevas de antemano, no te preocupes, en el turismo todo está pensado, justo en la tienda podréis comprar vuestro candado con boli incluido, poner vuestros nombres y candarlo en la pared.
Caminando por la vía Capello llegamos a la ‘Piazza delle Erbe‘, una plaza muy bonita y detrás de ella podréis ver una plaza que contiene varios edificios importantes como el ‘Palazzo del Mercato Vecchio’. Y luego caminando por la ‘Via delle Fogge’ encontramos el restaurante ‘El Bacarin’ donde comimos. Nos lo recomendaron y aunque parecía turístico la comida estaba buenísima y muy típica y casera. Tomamos una bruschetta de entrada y yo tomé unos ‘Maccheroni con pesto di rucula’ que estabán riquísimos.
Seguimos y fuimos a ver ‘La Arena‘ de Verona. Ubicada sobre la Piazza de Bra, la Arena marca lo que fuera el límite exterior de la antigua ciudad romana. Construido en el año 30 d.C. y restaurado en el siglo VI, es uno de los mejores conservados y continúa utilizándose en la actualidad para la temporada de ópera, debido a su excepcional acústica. La entrada para la ópera durante los meses de verano ronda los 80€, aunque las recomendaciones dicen que merece la pena ver el espectáculo.
La Piazza de Bra merece ser disfrutada porque es una plaza muy bonita, con edificios de colores y muy amplia.
Si queréis hacer una foto de la ciudad de Verona, os recomiendo cruzar el puente de piedra y hacerla del otro lado del río, donde obtendréis una vista muy bonita. Os dejo una foto.
Cogimos el coche y nos fuimos a visitar el Lago Di Garda, así que fuimos a ‘Desenzano del Garda‘ un pueblo muy pintoresco frente al Lago. Tiene un paseo bordeando el Lago que merece caminarlo, también tiene muchas terrazas y sitios animados durante esta época.
El siguiente día nos dirigimos a unos de los sitios que más prometía del viaje, Bellagio, uno de los pueblitos alrededor del Lago di Como. La mejor forma de apreciar Bellagio es llegando por el Lago. Todos los pueblos del Lago muestran hacia el exterior en primer lugar, por eso si se desciende hasta el puerto de entrada (navigazione) y se mira hacia arriba sorprende lo distinta que es la perspectiva. Por una elemental cuestión práctica (y meteorológica, son más frescas en verano) las zonas comunes de las ciudades del lago de Como y la mayoría de los mejores restaurantes suelen estar a la altura de la orilla, pero los pueblos se despliegan siempre hacia arriba, entre calles zigzagueantes y empinadas.
Así que lo mejor es ir hacia Varenna, coger allí el Ferry que te lleva hasta Bellagio por 7€ ida y vuelta.
Al llegar a Bellagio recorrimos sus típicas callejuelas, pero lo que más me gustó fueron las vistas que se obtienen cuando se camina desde Bellagio en dirección a la Villa Melzi por la orilla del Lago.
No dejéis de entrar a ver la Villa Melzi, sus jardines merece la pena, son preciosos y las vistas VIP que tendréis del lago, os encantará. Os dejo con algunas fotos de la Villa Melzi, una villa italiana neoclásica, al estilo de las villas del XIX.
A la vuelta paramos en la ciudad de ‘Como‘ ya que pillaba de camino, aunque nuestra intención era ir a Lugano (Suiza), sin embargo no pudimos llegar porque para llegar a Suiza desde Italia hay que pagar un peaje de 40€. También se puede ir por autovía gratuita pero el tiempo del recorrido es casi el doble.
En Como lo más recomedable es coger el tren de cremallera y subir hasta la montaña, donde puedes apreciar unas vistas del Lago di Como muy bonitas. También hay varias terracitas arriba de la montaña donde puedes tomarte algo mientras disfrutas de las espectaculares vistas. Os dejo algunas fotos desde el tren y desde la terraza.
Al día siguiente fuimos al centro de Milán a conocer Los Canales, para ello cogimos el metro hasta la estación ‘Puerta de Génova’. Estos canales, diseñados por Leonardo Da Vinci, no tuvieron una vida muy larga, aunque permitieron algunas ventajas, como el traslado de los bloques de mármol utilizados en la construcción del Duomo. A partir del siglo XIX, los Canales fueron sustituidos por otras formas de transporte, el tren y el tranvía, que resultaban más convenientes. Cuando perdieron utilidad fueron tapados y solo sobreviven dos de ellos, Naviglio Grande y Naviglio Pavese, constituidos en atractivos turísticos, rodeados por encantadoras terrazas y restaurantes típicos.
No tienen nada que ver con los canales de Amsterdam ni con los de Venecia, pero si te queda tiempo en la agenda, no es una mala idea visitarlos.
Volvimos a coger el metro y fuimos a ver el Castillo Sforzesco aunque no hicimos la visita guiada. Por dentro puedes visitar los jardines y los patios centrales.
Luego ya teníamos que volver al aeropuerto, pero como dato interesante os dejo que si tenéis tiempo extra y salís del aeropuerto de Bergamo, la ciudad de Bérgamo merece una visita y hay autobuses que salen desde el aeropuerto y os llevan por 1 €.
Espero os haya gustado la guía, os sirva si algún día queréis visitar Milán y tenéis tiempo para alguna ciudad adicional.