Me gusta mucho buscar lugares y experiencias diferentes, y en esa búsqueda apareció la opción de dormir en cabañas en los árboles. Así que me puse a ver cuál era la mejor opción y para mí fueron las cabañas en Vizcaya. Las escogí porque son las más altas de Europa, porque el enclave donde se encuentran es espectacular y porque además las cabañas son preciosas y no les falta detalle.
Las Cabañas en los árboles de Euskadi se encuentran en un enclave único en la localidad de Zeanuri, Vizcaya. Todas las cabañas se encuentran camufladas entre los enormes abetos de ese bosque, con lo cual se tiene una sensación de libertad y de intimidad que es difícil de conseguir normalmente. El entorno invita a relajarse y a disfrutar de la naturaleza. En especial los niños disfrutan mucho de este lugar.
Podéis escoger entre 8 cabañas, de diferentes alturas, tamaños y equipamiento. Tened en cuenta que si viajáis con niños menores de 7 años no podéis ir a cualquier cabaña. Hay algunas que tienen escaleras de caracol y otras son escaleras verticales y dificulta la subida para mayores y peques.
Nos recomendaron ir en primavera (Mayo y Junio) pero es difícil conseguir disponibilidad los fines de semana de primavera y verano. Así que fuimos ahora en Octubre. Hay que reservar lo antes posible.
Nuestra experiencia
Desde Madrid hicimos unas 3,15 horas de viaje, como la hora de check-in en las cabañas es a las 16h, entonces decidimos ir primero al parque Hontza Extrem, un parque de tirolinas y multiaventura para niños y adultos. El parque sólo abre los fines de semana y festivo, sin embargo en Julio y Agosto sí abre todos los días.
Los circuitos que tiene el parque son muy buenos y los peques pueden repetir las veces que quieran. El precio son 13€ para el circuito permitido para niños de entre 4 y 8 años. El horario es de 10- 17h en primavera/verano y de 10-15h el resto del año.
Para comer fuimos a un restaurante estupendo que está muy cerca de la zona (en Otxandio), se llama Korostondo, os encontraréis con una amplia carta y toda la comida muy buena. Nosotros probamos los chorizos a la sidra y la chuleta en brasas y estaba todo delicioso. No es barato, el menú para dos personas (también comió el peque) nos costó unos 75€ (incluyendo bebida, postre y café).
Luego nos fuimos a las cabañas e hicimos el check-in y nos preguntaron por nuestras preferencias para el desayuno del día siguiente. Nos dieron una mochila con linternas, catalejo, velas y demás. Una vez en la cabaña subimos el equipaje por una polea ya que las escaleras son en vertical y no permitía subir con ningún equipaje encima. La cabaña nos encantó, todos los detalles bien cuidados, con todas las comodidades, e incluso con electricidad, cosa que pensábamos que no tendríamos.
La cabaña en la que nos quedamos, de nombre Izar, disponía de agua para lavarse la cara y los dientes, váter seco que se debe rellenar con serrín cada vez que se use (cambian la bolsa del váter todos los días), calefacción, tetera eléctrica, infusiones, café, libros para niños y mayores, en fin, para mi gusto, no faltaba ningún detalle.
Una de las cosas que más me gustó es que el desayuno (incluido en el precio) lo dejan en una cesta en la polea y tu mismo lo subes. A los peques les encanta la idea y a mi me pareció una monada la cesta y la presentación de todo.
Las cabaña donde nos alojamos no tenía ducha (hay otras más grandes que si que tienen), para ducharos tenéis que ir al campamento base y allí disponéis de un baño en la recepción o de un edificio con duchas abierto las 24 horas.
Al día siguiente fuimos a visitar el Hayedo de Otzarreta que está a 15 minutos en coche desde las cabañas. El hayedo es precioso en otoño y es perfecto para andar con niños porque el parking está muy cerquita de la entrada, aunque en fines de semana se llena muy rápido porque es muy pequeño.
Luego fuimos a comer y nos recomendaron el restaurante de la estación de servicio de Barazar, que aunque fuera un restaurante de carretera, se comía muy bien. Efectivamente así fue, comimos menú pero todo muy bueno, casero y de muy buena calidad. El precio inmejorable, 12.5€ el menú.
Nos dispusimos a ir a visitar San Juan de Gaztelugatxe, mejor conocido por ser escenario de la famosa serie de HBO, Juego de Tronos. La ruta es larga, y con bajadas muy empinadas y subidas intensas. Para llegar a la ermita (Dragonstone en la serie) debéis de subir 241 escalones, aunque admito que mi peque y yo contamos 238 😉
El tiempo en coche desde Oxtandio a San Juan de Gaztelugatxe son 1,20 horas.
Una vez allí, podéis aparcar gratuitamente (parking pequeño) y empezáis la ruta. La podéis hacer con niños, yo diría que mayores de 4 años, y siempre con calzado cómodo, bien zapatos de escalar o zapatillas deportivas porque cuando llueve es resbaloso.
Las vistas son preciosas, increíbles, pero aún más las vistas desde la ermita. Y al llegar a la ermita debéis hacer sonar la campana 3 veces, ya que es lo que indica la tradición 😉
Volvemos a las cabañas y al día siguiente aprovechamos que sale el sol y damos un paseo por el bosque para ver el resto de cabañas y disfrutar de la naturaleza. A las 13h hacemos el check-in y toca volver a casa, pero con el corazón lleno, con la mochila llena de nuevas experiencias y con un ‘check’ más en esa lista de cosas por hacer en la vida.
Si quieres darte un regalo o dárselo a tu familia, no lo pienses, anímate a vivir la experiencia de dormir un par de noches en una cabaña en los árboles 🙂